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martes, 19 de mayo de 2009

El General Julio Andrade



"Pero, a pesar de todo, la única espada sin mancha del liberalismo fue la de Julio Andrade"
Carlos De la Torre Reyes


Julio Francisco Hilario Andrade Rodríguez nació en la propiedad denominada "Gualchán", cerca de la parroquia El Puntal, actual provincia del Carchi, el 21 de octubre de 1.866. Fue hijo legítimo de Rafael Andrade Narváez, laborioso y honorable agricultor, personaje destacado de su localidad, descrito como poseedor de "temperamento altivo, de ideas sólidas e inamovibles", y de doña Alegría Rodríguez Ubidia.

Raúl Andrade, sobrino del General Julio Andrade, describe a Rafael Andrade Narváez de la siguiente forma: "Mi abuelo, barba caudal, a trechos escarchada, anchos hombros, casi dos metros de altura, con su traje de pana oscura y su poncho de flecos atirabuzonados... Mi abuela, doña Alegría, corpulenta, garrida - doce hijos en pie sobre la tierra, con oscura saya ampulosa, sus macizas trenzas de cobre caídas sobre el busto y su felpuda pañoleta terciada"
Don Rafael Andrade habría sido, según ciertas fuentes, hijo de un Gómez de La Torre (familia que poseía una hacienda llamada "Cuesaca", cercana a "Gualchán") y habría recibido el apellido del Comandante Julián Andrade. No obstante, el político liberal e historiador Roberto Andrade Rodríguez (hermano mayor del Gral. Julio Andrade) refiere anécdotas familiares que reflejan una relación cercana y muy afectuosa entre el Comandante Julián Andrade y don Rafael; además, se debe recordar que la propiedad de "Gualchán" había sido adquirida por Julián Andrade, y tras su muerte, fue heredada por don Rafael, quien pagó a los coherederos; tales circunstancias parecen indicar más bien que la teoría de que don Rafael fue hijo de un Gómez de la Torre resulta poco probable.
El hogar de los Andrade Rodríguez mantuvo costumbres austeras, desarrolladas en medio de la tranquilidad de la vida campestre.

Cuando Julio Andrade contaba tan sólo cuatro años de edad, su familia se radicó en "La Quinta", propiedad ubicada en las cercanías de Otavalo, al pie de las montañas de Canbugan y de Mojanda, donde permanecería durante sus primeros años; ahí "emprendía cacerías y violentos ejercicios campestres" y adquiría su primera enseñanza de su cuñado Abelardo Moncayo Jijón, que se había ocultado en "La Quinta" tras su participación en el trágico asesinato del Dr. Gabriel García Moreno.
Su educación primaria la cursó en la única escuela particular que existía en Otavalo, y que estaba dirigida por don Severo Espinosa. Luego se trasladó a Ibarra, cursando parte de sus estudios secundarios en el Colegio Seminario de San Diego y completándolos en el Colegio San Gabriel de Quito, perteneciente a la Compañía de Jesús.

Al incorporarse en Ibarra a las fuerzas del General Landázuri, es caracterizado de la siguiente forma: "Era un mocetón orgulloso y altivo, de casi dos metros de estatura, anchos hombros, rostro fino y aristocrática presencia"; se trataba ésta de una improvisada División de voluntarios, que se había levantado en armas contra la dictadura del general Ignacio de Veintemilla, a fines de 1882.

En enero de 1883, Julio Andrade entró en Quito con los llamados "Restauradores". Se refiere que aquella noche hizo guardia de honor frente a la celda donde estaba prisionera la "Generalita" Marieta de Veintemilla, sobrina del dictador, y organizó en su honor una apasionada serenata, cantando varias romanzas con una hermosa voz de barítono. Al día siguiente fue castigado.

En 1884 asume las funciones de prosecretario de la "Sociedad Liberal del Pichincha" presidida por el Dr. Luis Felipe Borja, y en el mismo año obtuvo su grado de Bachiller en Filosofía y Letras en el Colegio San Gabriel. Ingresó a la Facultad de Derecho de la Universidad Central, donde su profesor, el destacado político Dr. Carlos R. Tobar comenta de él: "inteligencia brillante y generoso corazón. Lástima que sea liberal". Contrajo matrimonio con Elisa Thomas, de tan sólo 14 años de edad y estudiante del Colegio de los Sagrados Corazones de Quito, el 7 de mayo de 1886, llevando una vida familiar de notable armonía y felicidad. Continuó sin embargo su participación política en clubes y mítines, donde además mejoraba sus aptitudes de orador. En octubre de 1888, durante la presidencia del Dr. Antonio Flores Jijón, permaneció detenido por varios días en el panóptico de Quito.

En enero de 1889 uno de sus hijos falleció a causa de una epidemia, y doña Elisa, su esposa, estuvo gravemente enferma con lo que Julio Andrade describe en carta a su padre como una "fiebre cerebral", de la que se pudo recuperar satisfactoriamente.
A fines del mismo 1889, don Julio viajó a Francia para arreglar los problemas de la sucesión de su suegro, el Dr. Julio Thomas. En París tuvo la oportunidad de concurrir a varias cátedras en la Sorbona y en el Colegio de Francia (dirigido por Renan), pero le disgustaron las corrientes literarias de la época, tales como la poesía decadentista o la nueva tendencia del naturalismo, al que calificó de "asqueroso", y que estaba encabezado por Zola. Durante su estancia en París, dedicó gran parte de su tiempo a los estudios y solía asistir a la tribuna del Parlamento francés, donde presenció varios debates y donde continuó mejorando sus habilidades retóricas.

Una vez solucionados los temas sucesorios de su familia política -los Thomas-, , y que le habían motivado a ir a Francia, regresa en marzo de 1891 por la vía de Panamá, deteniéndose para visitar a Alfaro y su familia; continuó el viaje hacia Guayaquil, encontrándose en dicho puerto con su hermano Carlos, con quien partió a Lima para visitar a su hermano Roberto Andrade (uno de los complotados en el magnicidio del 6 de agosto de 1875 contra el Presidente Gabriel García Moreno), que permanecía en prisión, por pedido del presidente Antonio Flores Jijón y por gestiones del Plenipotenciario ecuatoriano en Perú, General Francisco Javier Salazar Arboleda (En aquella ocasión, Roberto Andrade fue apresado por la indignación que algunos escritos suyos provocaron en el presidente ecuatoriano, ya que contenían afirmaciones calumniosas contra su padre, el General Juan José Flores).

Hacia enero de 1895 vivía en la Loma Grande de Quito y organizaba reuniones entre personalidades liberales contra el régimen del presidente Dr. Luis Cordero Crespo. En febrero entró en acción, se movilizó al sur con varios guerrilleros y el 3 de marzo se enfrentó en San Miguel a las fuerzas de Ulpiano Páez, sufriendo una derrota, pero recompuestos por la ayuda recibida de Francisco Hipólito Moncayo y de Emilio María Terán, así como de algunos actores políticos conservadores. Logró entonces conformar una columna nombrada "Vengadores de la Patria", con la que avanzó hacia Riobamba el 18 de abril.

Julio Andrade había recibido la designación de Coronel y vocal de la Dirección General de Guerra y habiéndose conocido la dimisión del Dr. Cordero, Presidente de la República, se celebró una sesión en la que liberales y conservadores no lograron ponerse de acuerdo y las fuerzas se disolvieron.

Pocas semanas después viajó discretamente a Guayaquil; estuvo en la ciudad al momento de proclamarse la revolución del 5 de junio y se entrevistó con Eloy Alfaro, que le nombró Jefe de Estado Mayor de la primera división que subió a la sierra. El 14 de agosto participó en el combate de Gatazo y entró con los vencedores a Quito. En adelante permanecerá como cercano colaborador de Alfaro. En noviembre del 95 se desempeñó como Subsecretario del Ministerio de Guerra y Marina, cuando resultó electo Diputado a la Convención Nacional de 1896, en la que también participaron su hermano Roberto y su cuñado Abelardo Moncayo.

El 16 de marzo de 1896 se ratificó su calidad de Coronel de Infantería del Ejército y el 5 de mayo del mismo año fue nombrado Secretario de la Legación del Ecuador al Congreso Internacional Americano que se reuniría en México. El 18 de mayo fue designado Primer Secretario de la Legación ecuatoriana en México y en los Estados Unidos de Norteamérica.


Viajó a New York y permaneció en tal ciudad practicando con persistencia el idioma inglés entre julio y septiembre del 96. En el mismo mes de septiembre inició su regreso a Guayaquil para asistir como Diputado por Esmeraldas e Imbabura a la Convención Nacional; su viaje le significó un retraso y apenas el 14 de octubre se pudo presentar a las sesiones, mostrándose en sus intervenciones contrario a propuestas del oficialismo; por lo tanto, no se sumó a la mayoría oficialista e inclusive votó en blanco para la elección de Presidente de la República.

Poco después, apoyó la propuesta del bloque minoritario de que el Ecuador reconociera la beligerancia de los independentistas cubanos en su enfrentamiento contra el gobierno español. En ese contexto, Julio Andrade apoyó la intervención del médico ibarreño Dr. Alejandro Villamar Villalobos, pero durante su exposición oral fue interrumpido por el Vicepresidente de la Convención, Dr. Adolfo Páez, quien levantó la sesión. Dicho incidente, acompañado de un fuerte cruce de palabras, motivó que Andrade le abofeteara al día siguiente y, por un lado, provocó que renunciara la representación, y por otro que se resuelva su expulsión de la Convención. Finalmente todo terminó en explicaciones, en gran parte porque Eloy Alfaro le brindaba protección, y porque su cuñado era el Presidente de la Convención.

El mismo Abelardo Moncayo obtuvo que se designara a Julio en el cargo de Juez de la Quinta Sala del Tribunal de Cuentas en Quito, siendo electo presidente del Tribunal y miembro del Consejo de Estado en diciembre de 1897.
En 1898 la reacción conservadora agitó las guerrillas en el norte y centro de la República y para diciembre salieron varios cuerpos armados con destino a Latacunga. Andrade iba de primer jefe de la Columna de Voluntarios y Flavio Alfaro de Jefe de todas las fuerzas del gobierno. El encuentro con los conservadores de José María Sarasti y Melchor Costales se produjo el 31 de diciembre en Guangoloma y favoreció al gobierno. Andrade fue herido en la pierna izquierda pero continúo en campaña, interviniendo en Guasiloma contra José María Sarasti, Melchor Costales y Ricardo Cornejo, donde se consolidó definitivamente el régimen liberal.
En mayo de 1.899 fue designado Jefe de Estado Mayor de la Comandancia del Norte con sede en Tulcán, puesto de vital importancia por la amenaza constante de los guerrilleros conservadores del sur de Colombia.
Durante las elecciones presidenciales de 1901 fue partidario de Manuel Antonio Franco primero y después apoyó al general Leonidas Plaza. El 19 de octubre fue elevado al grado de general y el 28 obtuvo la Comandancia General del Distrito de Cuenca, cargo también difícil por ser esa ciudad el mayor foco de resistencia al nuevo orden político. Pero supo granjearse el aprecio de todos haciendo un gobierno patriarcal, pacífico y de acercamiento social con las familias ultramontanas. Esta política fue rechazada por el Dr. José Peralta que desde entonces fue su enemigo. 1.901 fue el año de la división del liberalismo ecuatoriano entre alfarismo y placismo.
En enero de 1.903 fue designado Ministro de Instrucción Pública y se despidió de Cuenca con una hermosa proclama de corte literario. No dejaba presos políticos en las cárceles, pero Cuenca seguía siendo el reducto conservador de siempre y un potencial peligro para el Liberalismo, de suerte que su paso por la Gobernación no sirvió de nada a la revolución.
Desde la Cartera de Educación apoyó los trabajos de la II Misión Geodésica Francesa, la creación de la Quinta Normal de Ambato, la formación de la Sociedad Nacional de Agricultura de Guayaquil y de las Cámaras Agrícolas de todo el país. En enero de 1.904 fue designado Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario en Colombia, para tratar de solucionar los problemas fronterizos, conforme los deseos de nuestro canciller Miguel Valverde.
Llegado a Bogotá, inmediatamente se dio cuenta del mal ambiente que el Ecuador tenía en esa capital. El Ministro peruano José Santos Chocano, poeta monumental y declamatorio, había obtenido de la Cancillería del país del norte reiteradas muestras de aprecio; además, el Tratado Tanco-Pardo suscrito en Lima, dejaba a Colombia una puerta abierta hacia el Amazonas; sin embargo, Andrade logró que dicho tratado no fuera aprobado y hasta elaboró un proyecto con el Canciller colombiano Dr. Francisco de Paula Mateus, que al ser presentado a los congresos de Bogotá y Quito fue rechazado. Entonces tuvo que hacer concesiones territoriales a Colombia para que ésta pudiera salir al Amazonas por nuestro territorio a cambio de establecer una ayuda militar recíproca contra el Perú y firmó con el comisionado Enrique Cortés, el Tratado Cortés-Andrade que se conoció en Quito al mismo tiempo que los Tratados Toba-Riobranco con el Brasil y Cornejo-Valverde con el Perú; los tres, beneficiosos en última instancia, pues ponían fin a nuestros litigios fronterizos, sin embargo de lo cual, eran perjudiciales porque no concordaban y hubo que darles prelacía, prefiriéndose los suscritos con el Perú y el Brasil antes que el de Colombia, que no se aprobó. Por esta razón, Andrade volvió a conversar con la Cancillería colombiana y el 5 de noviembre de 1.904 celebró el Convenio Andrade-Betancourt con el Diplomático Julio Betancourt, por el que se sometía nuestro problema limítrofe con Colombia al arbitraje del Emperador de Alemania, que fue aprobado pero no entró en vigencia, porque le faltó el canje de ratificaciones.


Nuevamente en Quito, desde diciembre de 1.904, y retirado a la vida privada, fundó en 1.905 la "Liga ecuatoriana de librepensadores" para implantar el laicismo integral y meses después, el presidente Plaza le instó a que regresara a Bogotá donde se requería su presencia.
Con el ascenso a la presidencia de Lizardo García, renunció, pero le fue devuelta la nota. Para la revolución de Alfaro de enero de 1906 también renunció y nuevamente fue ratificado, de suerte que permaneció en Colombia dedicado a obtener documentación histórica aprovechable a nuestro país. Su hermano Roberto le pidió una copia del proceso seguido contra los próceres quiteños de 1.809 y 1.810, entre otros documentos.
En 1.908, fue designado como uno de los representantes del Ecuador ante la Corte Permanente de Arbitraje en La Haya; después ingresó a la Academia Nacional de Historia de Colombia y suscribió el segundo tratado Andrade-Betancourt, instado y perurgido por nuestra Cancillería, pues la situación con el Perú amenazaba guerra. En este nuevo tratado se reiteraban las anteriores concesiones territoriales y por eso el Senado ecuatoriano no lo aprobó.
Ese año recibió la "Legión de Honor de Francia" por su ayuda a la Misión Geodésica y volvió a renunciar; mas, el presidente Alfaro, lo consideraba peligroso y quiso retenerlo fuera de Quito porque estaba alejado de su Ministro Abelardo Moncayo, cuñado de Andrade y acusado falsamente de haberse querido proclamar dictador.


Durante las fiestas del centenario de la Independencia recibió reiteradas muestras de simpatía en Colombia y para el conflicto de 1.910, pidió que se le permitiera participar en combate. En noviembre fue electo Ministro en Venezuela y viajó a Caracas en enero de 1.911 a firmar el protocolo de la "Unión Boliviana" con los representantes de Colombia, Perú y Venezuela. Poco después, asistió al I Congreso Boliviano celebrado en esa misma capital, que resultó intrascendente y regresó a Quito después de seis años de vida diplomática.
Ya Alfaro había sido depuesto. Estrada había gobernado un corto lapso y era Presidente interino Carlos Freile Zaldumbide. Su llegada coincidió con la de Leonidas Plaza que venía en plan de candidato presidencial, y de inmediato se apoderó de la voluntad de los ministros, a pesar de la imposibilidad legal de intervenir en las elecciones, pues no habían transcurrido dos períodos desde su última presidencia.
Así las cosas, el 29 de diciembre de 1911, se proclamó en Guayaquil la Jefatura Suprema del general Pedro J. Montero quien llamó a Alfaro que se encontraba en Panamá. Freile Zaldumbide nombró Jefe del Ejército a Plaza y días después confirió la Jefatura de Estado Mayor a Andrade, iniciándose la campaña el 11 de enero de 1.912. A continuación, ocurrió el triunfo de los Constitucionales, comandados por Andrade, en Huigra, Naranjito y Yaguachi, donde las fuerzas de Flavio Alfaro resistieron ferozmente pero tuvieron que replegarse por falta de municiones a Guayaquil.
El 22 de enero se firmaron las capitulaciones en Durán con asistencia de los representantes consulares extranjeros. Plaza y Andrade entraron en Guayaquil, se apresó a Eloy Alfaro y sus tenientes, y se los remitió a Quito, donde serían asesinados el 28 de enero. De este hecho se sindicó directamente a los Ministros del régimen, que habían viajado a Guayaquil para, supuestamente, controlar la situación política.

En Quito flotaban tres candidaturas presidenciales. Plaza por los liberales, Andrade por los independientes y Carlos R. Tobar por los conservadores. El encargado Carlos Freile Zaldumbide, queriendo librarse de la presión que ejercía Plaza en su gabinete, convocó a una sesión y los enfrentó. Andrade cometió el error político de decirle a Plaza "mientras yo viva, no será usted presidente del Ecuador" y ante esta actitud amenazante, Plaza no tuvo más que retirarse a su casa y dar comienzo al cuartelazo, que estalló la noche siguiente del 5 de marzo, en circunstancias en que el Encargado del poder, sus ministros y Andrade se hallaban reunidos en el Palacio de Gobierno, de donde pasaron, por motivos de seguridad, a la Intendencia de Policía y al escuchar los primeros disparos en el antiguo cuartel de Policía referido, Andrade salió a ver qué pasaba y fue asesinado de un tiro en el corazón, disparado por el mayor Alfredo García, agazapado en las sombras y vestido de civil, sin que Andrade tuviera tiempo de defenderse.


En el momento de la precipitada huida, el presidente Freile Zaldumbide y sus ministros movieron un grande y pesado armario que escondía una puerta de acceso a la habitación contigua. Se refiere que con tal mala suerte, que el pesado mueble habría caído sobre el cuerpo del General Andrade. En realidad, las versiones más calificadas coinciden en que el armario golpeó en su caída contra un escritorio de la habitación, formando un espacio libre debajo del cual yacía el cadáver del ilustre General.


Momentos después, Plaza concurría a la Intendencia y observaba el cadáver de su enemigo político. Esa misma noche, el encargado Freile Zaldumbide se enteró que Plaza había mandado a buscar a su casa a altas horas de la noche, al presidente de los diputados, Francisco Andrade-Marín , quien asumió entre gallos y media noche la presidencia de la República y las bandas tocaron música en la plaza de la Independencia, con grave escándalo para la ciudad, que estaba de luto.
Al día siguiente, la viuda del general Andrade rechazó las honras oficiales en protesta por su asesinato. El Dr. Tobar renunció airadamente su candidatura y con el ex-encargado Freile Zaldumbide abandonaron el país, perfeccionándose el golpe de estado; Del sumario instaurado, sólo se obtuvo un mayor escándalo. Realizadas las elecciones presidenciales, triunfó la candidatura de Plaza sin mayor oposición y asumió la Presidencia por segunda ocasión hasta 1.916.
Julio Andrade era "todo espiritualidad y talento", gentil con las damas y arrogante con los hombres, hablaba Francés e Inglés y conocía los clásicos, pero lo mejor de él era su alma melancólica y a la vez apasionada y sentimental. En lo físico poseía una "tez blanca rosada aunque algo marchita por el sol de las campañas; rubicundo y ondeado el cabello, de aspecto atlético y gallardo por lo bien conformado de su cuerpo".
Su biografía ha sido escrita por el Dr. Carlos de la Torres Reyes y se titula "La Espada sin Mancha".




Más referencias: Diccionario Biográfico de Rodolfo Pérez Pimentel:


http://www.diccionariobiograficoecuador.com/tomos/tomo3/a2.h




*El presente Blog es de autoría de Diego Villamar Dávila, que se enorgullece de ser pariente del Gral. Julio Andrade, y reconoce los enormes méritos de su vocación política, diplomática, académica y militar, a pesar de no comulgar con algunos aspectos puntuales de su ideología.


El 5 de Marzo
(Por Alfredo Pareja Diezcanseco; publicado en Historia del Ecuador; SALVAT; Tomo 7; pág. 39 -43)
"El general Leonidas Plaza volvió de Manabí y fue entusiastamente recibido en la capital. Aparecía como el único candidato a la presidencia de la República con posibilidades ciertas de triunfo: continuaba ejerciendo el comando superior del Ejército, que era la fuerza decisiva, y contaba con el apoyo de muchos civiles.
Se creía que el gobierno estaba de acuerdo en la nueva elección. Más, a los pocos días de la llegada de Plaza, si hubo algún convenio anterior, claramente se vio que había terminado por razones que no se han hecho públicas.
Lo cierto es que apareció la candidatura de Carlos R. Tobar, que los conservadores tuvieron el acierto de mantener: Tobar fue un hombre ilustre, de bien ganado prestigio, y era entonces ministro de Relaciones Exteriores.
En cuanto aparecieron las firmas que le postulaban, se advirtió que el conservadorismo estaba en la empresa, por más que Tobar lanzó un manifiesto declarándose liberal.
¿Era, otra vez, la fórmula progresista, el encanto aparente de un justo medio inclinado a la derecha la que buscaba el triunfo? Porque numerosos liberales, de los que se llamaban de centro, se unieron a los conservadores para esta campaña política.
Poco a poco se advirtió con claridad que Freile Zaldumbide y la mayoría del gabinete, bajo la dirección del ministro de lo Interior, Octavio Díaz, se habían decidido por Tobar. El general Plaza contaba con el ministro de Guerra, Navarro, y el de Hacienda, J. Federico Intriago.
Era Plaza un candidato poderoso, que acusaría a Freile Zaldumbide y a los suyos de haberse entregado en manos de los conservadores.
Y he aquí que, cuando el gobierno se convenció de que el triunfo de Tobar tornábase cada vez más difícil, sobre todo por la voluntad del Ejército, llamó en su auxilio al General Julio Andrade. Surgió un nuevo candidato a la presidencia de la República.
Se desconocen los documentos respecto al convenio que Freile Zaldumbide pudo haber celebrado con Andrade. Probablemente no existan. Asegúrase que Tobar resolvió retirarse de la lucha política en favor del nuevo candidato, pero no se publicó renuncia alguna, acaso porque los acontecimientos se precipitaron con violencia.
La verdad es que la hostilidad de Freile Zaldumbide y su sector contra Plaza no fue ya un secreto. Andrade, Jefe de Estado Mayor, fue presentado candidato para contrarrestar la influencia militar de Plaza.
Si la renuncia de Tobar no fue cierta, es probable que Andrade cayera en el lazo de la intriga política, en parte conservadora.
La candidatura de este oficial aparecía, sin duda, como la conciliación de lo disperso y el apaciguamiento de las pasiones. Acaso hubiera sido un presidente capaz de procurar el remanso del odio, el reparo al encono.
Seguramente, por lo menos, no se hubiera producido la sangrienta revolución de Esmeraldas contra Plaza, como se verá más adelante.
Era Andrade hombre de serena comprensión de las realidades; había sido jefe de misión diplomática, ministro de Instrucción Pública del general Leonidas Plaza y poseía una civilizada concepción de la vida política. Y no contaba con la oposición del sector alfarista del liberalismo, sino, posiblemente, todo lo contrario, con sus simpatías.
Recordemos que Alfaro parece haber querido, en un momento, que la guerra civil se solucionara con la jefatura suprema de Andrade. Todo eso es cierto, pero el apoyo que a su nombre dieron algunos conservadores desconcertaría a los militares radicales, puesto que poco después siguieron a Plaza y no a él. Y ocurrió que la crisis política se agravó. Hablábase de conspiración militar en favor de Plaza.
El general Andrade había renunciado, al ser presentado como candidato, a la jefatura del Estado Mayor. El 5 de marzo hubo una entrevista del encargado del poder, sus ministros, Plaza y Andrade. Fue una escena violenta: Andrade increpó a Plaza y le pidió que renunciara a la jefatura del Ejército, puesto que aspiraba a la presidencia de la República.
La cuestión fue que pidieron al ministro de Guerra el cambio de algunos oficiales, a lo que Navarro se negó. Según Freile Zaldumbide y Andrade, esos oficiales tramaban el alzamiento placista. A Navarro se le pidió la renuncia, pero rehusó presentarla, exigiendo la destitución. Hízolo así Freile Zaldumbide, mas intercedió Andrade y, como iba a ser nombrado ministro de Guerra, arregló la situación aceptando la cartera de Instrucción Pública y permaneciendo Navarro en su cargo.
Pero aquello no arregló nada. La guerra a muerte estaba ya declarada. Los cambios de oficiales no se hicieron. Por la noche, la agitación pública había crecido. Un clima de grave tensión vivía la capital. Empezaron las manifestaciones públicas en favor del general Plaza y otras de Tobar y el gobierno. La gente se acercaba peligrosamente a los cuarteles.
Según versión oficial, aquella noche debía sublevarse en favor de Plaza la guarnición, especialmente el regimiento de Artillería "Bolívar".
Fue una noche de zozobra. De pronto, el general Navarro, que había aceptado por la tarde la proposición conciliatoria de Andrade, envió su renuncia. También renunció el ministro de Hacienda, Intriago. Eran ministros placistas y Navarro se hallaba en el cuartel de Artillería "Bolívar", donde permaneció aún después de despachada su dimisión. Andrade se hizo cargo entonces del Ministerio de Guerra. Todo el gobierno se trasladó al cuartel de policía, en cuya lealtad abrigaba confianza.
Pasadas las once de la noche, y mientras Andrade tomaba precauciones para el combate que se aproximaba, una manifestación pública, al grito de: "¡Viva Plaza y mueran los conservadores!", se acercó al cuartel de policía. Dentro del mismo cuartel empezó el motín. Los civiles y algunos soldados contrarios al gobierno entraron a fraternizar con los sublevados. Al escuchar los gritos y disparos al aire, Julio Andrade empuñó un fusil y pretendió salir de la habitación, en la que se hallaba en compañía del encargado del Poder Ejecutivo y otros funcionarios y amigos: no bien abrió la puerta y pasó medio cuerpo, recibió un certero balazo en el pecho. A los pocos minutos, murió.
Freile Zaldumbide y los otros huyeron, apartando un armario que ocultaba una puerta trasera y dejándolo caer, en la precipitación de la fuga, sobre el cuerpo del general Andrade.
Y con esto, se acabó el gobierno de Freile Zaldumbide. El general Leonidas Plaza telegrafió a Guayaquil proponiendo la proclamación de una jefatura suprema, sin indicar en favor de quién. Es natural suponer, por la lógica de los acontecimientos, que el Jefe Supremo de la República sería el general Plaza. Pero el Jefe de Zona del Puerto, general Delfín Treviño, y sus oficiales se negaron rotundamente: pidieron que se siguiera el orden constitucional.
Desconocido, pues, Freile Zaldumbide por la guranición militar de Quito, se hizo cargo del poder, por mandato de la ley, el presidente de la Cámara de Diputados, Francisco Andrade Marín, quien convocó las elecciones y gobernó desde el 6 de marzo hasta el 31 de agosto.
En esas elecciones, y con el apoyo del Ejército, triunfó con facilidad el general Leonidas Plaza. Asumió la presidencia de la República, por segunda vez, el 1 de septiembre de 1912."

jueves, 14 de mayo de 2009

Gabriel García Moreno, auténtico fundador de la nacionalidad ecuatoriana




Lamentablemente, la historiografía ecuatoriana, de modo general, ha quedado en deuda con la figura de un personaje esencial e imprescindible en el desarrollo institucional, moral, técnico, científico, artístico y económico del país: Don Gabriel García Moreno.

A pesar del enorme esfuerzo de valiosos intelectuales por analizar con imparcialidad y justicia la figura de tan interesante gobernante, tras ciento treinta y cinco años de su trágico asesinato, sigue siendo más apreciado y conocido fuera de nuestras fronteras.

Mención aparte merecen las reprochables actitudes de tantos pseudo-historiadores, que con el más asombroso descaro, son capaces de reproducir hasta el cansancio horrendas y evidentes calumnias sobre la vida pública y privada del Dr. García Moreno.

Y ni qué decir de notables escritores ecuatorianos que mancharon para siempre la honradez de su producción literaria al crear "novelas históricas", maquinadas para difamar, distorsionar y engañar de una forma cobarde y tendenciosa a la opinión pública ecuatoriana.
Como muestra, no hace mucho tiempo, pudimos constatar los nocivos efectos de una de éstas perversas obras, al ser llevada al cine bajo el título "Sé que vienen a matarme". Una pésima y mal intencionada obra literaria, utilizada como sustento de una producción cinematográfica aún peor, fue ampliamente difundida por una reconocida televisora nacional. El resultado es catastrófico cuando existe un público que por falta de información, asumirá el contenido de la película como una verdad histórica.

Y así, persiste la consigna de hacer que los ecuatorianos sigamos condenados a vivir manipulados y creyendo en absurdas y descaradas mentiras.

Dejemos que personajes más autorizados, y que representan a muy diversas tendencias doctrinarias, hablen de Gabriel García Moreno:

(Citas tomadas de "Encuentro con la Historia" de Francisco Salazar Alvarado; 2005)


"El Chimborazo y García Moreno: dos cumbres: lo último que un viajero pierde de vista, cuando sale del Ecuador; y lo primero que divisan sus ojos, cuando entra en el Ecuador. Cometa colosal que brilló en el cielo del Ecuador, para luego desplegar su órbita en torno a Dios."
Coronel Ángel Polibio Cháves
escritor, militar, político guarandeño


"García Moreno: genio superior a Olmedo, superior a Washington, encarnación de la hombría de bien, hervidero de genio y de ciencia, integridad y audacia. Honradez resplandeciente, ilustración enciclopédica.
Genio sin rival en América, el Gigante de la Patria. Cíclope de la Historia Universal. ¡Ecuatorianos!, si no adoramos la memoria de García Moreno el Grande, somos dignos de ser esclavos."
Aparicio Ortega
miembro del Partido Liberal Radical


"A semejanza de Pericles, García Moreno ha sido el ciudadano más útil a la Patria. En cinco años de administración, ha hecho más obras de beneficencia que todos los gobiernos anteriores en tres centurias."
Nicolás Espinosa
Presidente del Congreso Nacional de 1865


"García Moreno es el hombre más puro, virtuoso y noble que yo he conocido."
Francisco Xavier León
Presidente Interino del Ecuador,
contemporáneo de García Moreno


"García Moreno poseyó la grandeza del genio, y los genios pertenecen a todos los pueblos y a todos los siglos; como soles derraman su luz sobre el género humano. Fue un genio atormentado por dos divinas pasiones: el amor al Catolicismo y el amor a la Patria; y si por su amor a la Patria fue grande para el Ecuador, por su amor al Catolicismo fue grande para el Ecuador, para América y el Mundo. El Primero de los Ecuatorianos; ilustre entre los grandes hombres, amó la Religión y la Patria, hasta recibir por ellas el martirio"
"García Moreno, grande no sólo para el Ecuador, sino para América [...] y para el mundo; porque poseyó la grandeza del genio y los genios pertenecen a todos los pueblos y a todos los siglos."

Congreso Nacional de 1875,
poco después del asesinato de García Moreno


"García Moreno: el más arrogante civilista de América. El Ecuador a él debe su segunda independencia"
"García Moreno es una gloria indiscutible de la Patria, y su grandeza se ha impuesto ya con la eficacia de la virtud y la justicia."
Remigio Crespo Toral
historiador y poeta cuencano



"García Moreno es el más grande político y moralizador de la Patria."
"García Moreno es uno de los pocos, muy pocos grandes hombres que ha producido la República del Ecuador, si damos a la expresión grande hombre el verdadero sentido que debe tener."
"Rocafuerte y García Moreno son, en mi modesta opinión, los únicos grandes estadistas ecuatorianos que comprendieron a fondo, con certera previsión y auténtico sentido de responsabilidad, las fuerzas de la nacionalidad que les llevaron a sus altas responsabilidades"

Dr. José María Velasco Ibarra
Presidente del Ecuador en 5 ocasiones


"García Moreno, como conjunto de cualidades en grado eminente, no tiene segundo en toda la historia universal."

Vicente Chaparro
Canónigo de la Iglesia de Chile


"El Ecuador puede ser pobre y pequeño, pero con García Moreno tiene lo bastante para presentarse con honor en el concierto de las naciones."
"García Moreno se aproximó al ideal del gobernante cristiano más que otro ninguno de nuestros tiempos; y la grandeza de su administración, la entereza de su carácter y la gloria de su muerte, hacen de él uno de los más nobles tipos de dignidad humana que en el presente siglo pueden glorificar a nuestra raza. La república que produjo a tal hombre puede ser pobre, oscura y olvidada; pero con él tiene bastante para vivir honradamente en la Historia."

Marcelino Menéndez y Pelayo
Político, polígrafo y erudito español (1856-1912)


"García Moreno es no sólo el más grande hombre del Ecuador sino también de las Américas, y uno de los personajes más conspicuos de la historia universal."

Mario André
Historiador francés


"Integérrimo guardián de la religión; promotor de los más preciados estudios; adicto servidor de la Santa Sede; amante de la justicia y vengador del crimen."
"García Moreno, cultor de la justicia, vengador del crimen, cayó víctima de su Fe y de su caridad cristiana con la Patria."

Su Santidad, Beato Papa Pío IX


"Fue el campeón de la Fe Católica, y a quien se aplican con justicia las palabras que emplea la Iglesia para celebrar la memoria de los santos mártires Tomás de Cantorbery y Estanislao de Polonia: Pro Ecclesia gladiis impiorum occubuit: murió bajo el puñal de los impíos, en defensa de la Iglesia."
"Campeón de la Fe, murió por la Iglesia, bajo el puñal de los impíos."

Su Santidad, Papa León XIII


"García Moreno, al consagrar su Pueblo al Corazón de Jesús, se adelantó a todos los Gobernantes, y le dotó de una gloriosa primacía."

Su Santidad, Papa Benedicto XV


"Al que atentamente considera la vida y obras de García Moreno, yérguesele delante majestuosa la figura del católico sincero y ferviente, cuyo nombre suena como un programa de impertérrita labor para la actuación de los inmortales principios del Evangelio en la vida política y social; y cuyos nobles ejemplos forman poderoso estímulo a la perseverancia en el bien, al combate valeroso por el triunfo de la verdad y la justicia."
"Varón de sólida piedad, García Moreno tiene el mérito de haber, el primero, consagrado oficialmente al Sagrado Corazón de Jesús la Nación que gobernaba, dotándola así de una gloriosa primacía. Hijo devotísimo de la Iglesia Católica, se alzó impávido mantenedor de sus sagrados derechos, atrayendo con esto sobre su cabeza la ira de las sectas. Padre amoroso de su pueblo, se afanó con todo cuidado en promover el bien material, moral y religioso, granjeándose de esta manera el reconocimiento de la Patria y la admiración de todos cuantos anhelan y buscan el bienestar verdadero de la tierra que los ha visto nacer."

Cardenal Gasparri
Secretario de Estado de la Santa Sede en época de Benedicto XV y Pío XI


"Ante todo y sobre todo, García Moreno fue hombre de Jesucristo en el Gobierno del Pueblo, hombre de Dios en la vida pública, y éste es su más glorioso título a la inmortalidad: esto lo enaltece sobre todos sus contemporáneos, patentiza la omnipotencia de su voluntad y de su genio, y por ésto, más que por todas sus obras pasmosas, es dignísimo de nuestra admiración y gratitud, y del odio implacable de la impiedad y apostasía."

Camilo Ponce Ortiz
político ecuatoriano


"En la política -dígase lo que se diga- fue García Moreno quien, por vez primera entre nosotros, al domeñar la anarquía, puso los cimientos de una bien entendida libertad."

Víctor León Vivar
periodista ecuatoriano asesinado por el gobierno liberal de Eloy Alfaro



"Defectos tuvo García Moreno; el mismo empuje de su exuberante savia fue ocasión de parásitos; negarlo, a nada conduce, y exigir la perfección sin polvo y paja es exigir demasiado. Pero la grandeza verdaderamente mayestática de su figura con razón desvía de ellos la mirada; y al contemplar a aquel hombre siempre combatido tender, sin torcer el paso, al ideal del gobernante cristiano; al verlo tomar en sus hombros de gigante la República del Ecuador, pobre terruño colgado de los Andes, desangrada y maltrecha; infundirle la vida de su aliento, depositarla robusta y vigorosa en la cúspide, logrando que a ella se encaminen los ojos del mundo, nadie puede en justicia reparar en si tropezó o no tropezó; todos admiran y aplauden el esfuerzo sin igual, la entereza de carácter, el ideal altísimo, el brazo incansable que realizó el milagro."

C. Bayle, S.J.
Español


"García Moreno fue de otra especie y la posteridad lo conocerá. Fue admirado de su pueblo; se libró del crimen, de la vulgaridad, de los remordimientos y del olvido; y aun se hubiera librado del odio, si Dios pudiera permitir que el odio no siguiese a la virtud. Se puede decir que fue el más antiguo de los modernos, un Hombre que honraba al hombre; un hombre de los de Plutarco; eso no bastaría [...] Hubiérase indignado contra sí mismo al no ser más que un hombre a lo de Plutarco, pues tenía de la grandeza una noción mucho más vasta. Conforme a su santo y sublime deber, se atrevió a intentar, elevándose constantemente, lo que la época consideraba como imposible, y lo logró; y así fue en el gobierno de su pueblo: Un hombre de Jesucristo."
"Éste es el rasgo característico y supremo que lo pone sin rival: ¡Hombre de Jesucristo en la vida pública, hombre de Dios!."

L. Veuillot
Destacado periodista francés, contemporáneo de García Moreno
Líneas publicadas en el diario L' Universe de Paris


"Los escritores ecuatorianos han fallado totalmente ante la tarea de apreciar justicieramente la enorme figura de García Moreno y su portentosa hazaña: o han escrito alegatos para su eterna condena o para su canonización. Han visto en él sólo lo negro o lo brillante, no han podido sosegar la mirada para ver el gran hombre completo y percibir los matices de su acción, que van desde los horrores de Jambelí y de las cartas a Trinité hasta la obra del civilizador, del creador de cultura, del formidable sistematizador que fue.
Si los grandes escritores han fallado, no fallemos los ciudadanos, y si el monumento es la forma común de reconocer y exaltar los hombres de excepción, elevemos en Quito, escenario de sus errores y de sus aciertos, y de su espantosa muerte, el que reclama el gigante del siglo pasado, para algunos sombrío, para otros santo, y para todos grande."

Alejandro Carrión
escritor y militante de izquierda ecuatoriano


"Pero en 1860 adviene el milagro encarnado en un hombre que ha sido combatido despiadadamente, que ha sido calumniado por los apasionados de la historia y que nosotros, revolucionarios del siglo XX, venimos a reivindicar como uno de los grandes constructores de nuestra nacionalidad.
Ese hombre calumniado y combatido es Gabriel García Moreno, gran constructor de la nacionalidad ecuatoriana.
García Moreno no es sino un símbolo de este pueblo. Detrás de él van las masas del Ecuador porque era un símbolo que expresaba la voluntad de triunfar , de construir la ecuatorianidad, de principiar la unidad nacional. Detrás de él van los hombres de nuestro pueblo porque García Moreno se unió al pueblo, entendió sus problemas, vivió sus horas trágicas, supo comprenderlo y su pueblo marchó hasta el final tras él."

Pedro Saad
Secretario del Partido Comunista Ecuatoriano


"El administrador, el organizador, el hombre poderoso para la acción se desprende lógicamente de los atributos que le caracterizan, a saber, fuerza extraordinaria de voluntad, arrollador impulso, genio de mando, inteligencia penetrante y vigorosa, ya para abarcar una concepción general y última, ya para medir la realidad de sus concreciones y detalles y enfrentarla con la finalidad humana de la organización."

José Rafael Bustamante Cevallos
Vicepresidente de la República del Ecuador, de orientación Liberal


"García Moreno fue el patriota excelso, encarnación de esas viejas y sublimes palabras de honor, heroísmo, abnegación; el escritor de alma volcánica; el hombre originalísimo; el civilizador, el luchador indomable; el organizador de la victoria; el que trató de borrar el germen infecundo del regionalismo; el gran administrador de la cosa pública, inmaculado y vehemente; el que puso las bases del progreso intelectual y material de la República; el émulo y continuador de Rocafuerte; el que no ha muerto y sirve aún de bandera de combate para nuestras luchas doctrinarias."

Luis Robalino Dávila
Destacado historiador ecuatoriano


"Entre los prohombres americanos no ha habido seguramente quién promoviera en su derredor más violentos y contrapuestos sentimientos que García Moreno, ya por la estupenda labor ideológica que desarrolló, ya por los férreos métodos que empleó para combatir los desórdenes nacionales, ya por la extensión y hondura de la reforma que llevó a cabo, y, en fin, por la influencia de sus ideas en otros países."

Julio Tobar Donoso
Político, Académico e Historiador ecuatoriano


"García Moreno hizo progresar al Ecuador más que todos los Presidentes anteriores juntos, y más que cualquiera de los posteriores, fue un avance titánico, una irrupción de todas las actividades, un florecimiento prodigioso, una verdadera aurora de la libertad que de allí debía nacer espontáneamente, no con el poder de la palabra y de los escritos, no con el influjo de teorías hermosas sino de la fuente fecunda del progreso material y de la educación pública.
La regeneración económica del Ecuador la hizo García Moreno a base de actividad y de honradez."
"García Moreno es el único hombre-genio que ha tenido el Ecuador en su vida Republicana."

Alfonso Rumazo González
Acádemico de la Historia y de la Lengua


"García Moreno era un apasionado de que el Ecuador progresara y se hiciera digno del mundo entero. Quiso, sobre todo, que saliese del círculo vicioso de golpes de cuartel, militarismo ensillado en el poder, revueltas y caos. Construir materialmente en un país exhausto, constituyó la necesidad primordial, según enfoca él mismo su problema."

Richard Pattee
Historiador estadounidense


"En Gabriel García Moreno, este personaje excepcional, el más resueltamente excepcional de la historia ecuatoriana durante la república, hay que tratar de ver, antes que el hombre, la época a la que asistió como figura central y dominante.
La ecuatorianidad propiamente tal comienza a perfilarse con García Moreno. La ecuatorianidad fijadora de linderos nacionales, de linderos espirituales, de linderos políticos. La ecuatorianidad del material humano.
Considero la vida de García Moreno como la más trascendental, realizada y dramática de toda nuestra historia."

Benjamín Carrión
Presidente de la Casa de la Cultura Ecuatoriana,
de izquierda y adversario acérrimo de García Moreno








Colegio Nacional San Gabriel  , en las calles García Moreno y Espejo,1891